
La naturaleza ofrece a nuestro alumnado la oportunidad de aprender experimentando.
Aunque cada niño de AC es diferente, en general todos se benefician de un aprendizaje experiencial. No necesitan demasiadas repeticiones y son capaces de asimilar de forma rápida y aprender todo lo que puedan. Uno de los distintivos de los niños de AC es la capacidad de establecer conexiones y llegar a conclusiones de forma rápida, por ello el aprendizaje experiencial es ideal. En lugar de estar limitado por los libros de texto, el estudio de la naturaleza les permite aprender con una mayor apertura de pensamiento en entornos más amplios. En la naturaleza no hay límites para el estudio.
Además de desarrollar habilidades de pensamiento de orden superior, y ofrecer un amplio abanico de opciones para la exploración, aprender en la naturaleza proporciona a nuestro alumnado grandes beneficios para su bienestar emocional.
Aunque de nuevo apuntamos a la singularidad de cada niño de AC, hay algunas características que muchos de ellos comparten y es la intensidad con la que afrontan sus emociones y el mundo que les rodea. Muchos de ellos experimentan perfeccionismo, o ansiedad, pueden tener sentimientos más grandes que ellos mismos. Por ello, suelen necesitar aprender técnicas de relajación, mindfulness, y planes que les ayuden a desescalar y gestionar.
Recursos para poder incorporar esta forma de aprendizaje:
Ideas para incorporar la naturaleza en los espacios de aprendizaje
